Tuesday, March 9, 2010

Patrimonio Arquitectonico de Quetzaltenango


Es realmente bello apreciar el estilo clasicista unico en Guatemala y me refiero a la ciudad de Quetzaltenango (Xelaju) y muchos de estos edificios se contruyeron con pura piedra tallada como por ejemplo el antiguo edificio de presidios hoy conocido como casa de la cultura contruido en 1872, el clasicismo vive en una de las corrientes estilisticas eclesticas, nacidas con el neogoticismo entre 1882 a 1890 se puede ver en las antiguas lapidas del cementerio de la ciudad.
Unos de los ultimos construidos en esa epoca fue el palacio municipal concluido a principio del siglo XX. Otro estilo el neoromantico se puede apreciar en la construccion del famoso Pasaje Enrqiquez, contruido en 1900 y tambien el teatro Roma (1920) con presencia de estilos clasicistas.
Ahora la epoca del modernismo se ve en la construccion de la casa Figueroa hoy conocido como el palacio de la justicia esta epoca esta entre la decada y final de los 20's, y hablemos de las esculturas y estatuas el Templo minerva, la estatua de Tecun Uman, el monumento a la Marimba, el monumento a los Heroes del fallido Estado de los Altos, entre otros que se puedan mencionar.
Ahora lo triste del caso es que esta epoca en pleno siglo XXI no se pueda concientizar a la gente y es lamentable decirlo a los nuestros en nuestra propia tierra Quetzaltenango se observa mucho el descuido de estas joyas arquitectonicas por ejemplo a las afueras del teatro ya se ve un mar de orines por ser un punto popular para emborracharse especialmente se ve mucho entre adolecentes, en las afueras del templo minerva ya es un chiquero vendedores por todos lados no estoy encontra de los vendedores pero debe de haber un orden comercial y lo mas triste la ciudad poco a poco en su expansion ya es un desorden, pero felicito a la poca gente que se preocupa por conservar este centro historico porque no? en nuestro patrimonio para el que vive y que visite hay hasta propuestas de hacer el centro historico peatonal pues seria algo genial porque eso ayudaria a preservar estos edificios que se van arruinando con el paso de buses y carros en fin hay un sin fin de problemas que azota a nuestra bella ciudad pero creo que esta a la mano de nosotros los ciudadanos y es de organizarnos y hacer una diferencia, me dio pena y tristeza del ultimo incidente ocurrido en el centro historico cuando uno de los edificios ardio en llamas por una falla electrica realmente se ve la poca importancia que se le da a este punto de la ciudad y lo peligroso que pudiera ser para gente que habita en ella, en fin ya a las autoridades no se le puede pedir nada realmente no les importa e ignoran lo importante que es esta region, esta en manos de nosotros los que queremos a esta bella ciudad porque es nuestro patrimonio indigena, ladino y extranjeros es de todos.

Tuesday, December 1, 2009

Un pastor Germano en Guatemala

La llegada de Pastor Otto Langmann (1898-1956) en 1930 en Guatemala puede ser descrito como el comienzo de los nazis por la colonia alemana. Pastor Langmann ha sido miembro del Partido Nazi en 1931 y fundada en el verano de ese año exterior del partido nazi organización de Guatemala. Las demandas de la comunidad de jóvenes de Guatemala Epifanía estaban en su presidente de nuevo, simple pero clara: "El ministro debe ser eliminado luterana, positivo, y el alemán."

Langmann cumplir con estos requisitos y superaba incluso. En una carta dirigida al consejo de la iglesia, se describió como "medida de la derecha, de pie." Con este reclamo, se hizo evidente que el nuevo párroco no sólo debe proporcionar orientación sobre asuntos de fe, sino también en cuestiones de identidad nacional. Así Langmann dirigió un culto especial de servicios, que deberían reforzar los lazos con la patria en el sentido nacionalista Gefallenengottesdienste, acción de gracias y el servicio de rogativa para su país y los servicios de acción de gracias por 'la costumbre nativa ". De la orientación nacional del oficial de la nueva parroquia, pero no fue bien acogida por todos los miembros de Kirchenvorstandes. Poco después de su llegada a Guatemala, que venía con algunos miembros de la congregación para el desacuerdo. Langmann fue un gran crítico del hombre de negocios de Hamburgo Friedrich Luttmann, miembro fundador de la Epifanía de la Iglesia. En una carta dirigida al consejo de la iglesia, de 15 de Mayo de 1930, le pidió una aclaración sobre el sentido de la comunidad de fe, de estilo Langmann reveló un fuerte vínculo entre la identidad nacional y la iglesia, donde, sin embargo Luttmann y sus seguidores tenían una orientación puramente religiosa en mente. Langmann anunciado una conferencia sobre "Sentido y sinsentido en el arte expresionista" en agosto de 1930 tomó la Luttmann y otros miembros de la comunidad como una razón para salir. Durante este enfrentamiento podría Langmann el pleno apoyo de la Junta de forma segura. La parte de la Junta fueron más tarde los miembros del NSDAP-AO Guatemala.
Cuestiones teológicas, pero jugó la mayor parte en la capital, Ciudad de Guatemala un papel. Cuanto más nos penetrado en las zonas rurales, el más importante fue para los alemanes a hablar de los alemanes en el extranjero.Como parte de su misión ", los lazos culturales [de los alemanes en el exterior] a la madre a Alemania, Langmann a partir de la primavera de 1930, numerosos viajes a las costas del país en las tierras altas y en las zonas de la periferia hacia el este del país porque los debates ideológicos "con los emigrantes alemanes.
Cuestiones teológicas, pero jugó la mayor parte en la capital, Ciudad de Guatemala un papel. Cuanto más nos penetrado en las zonas rurales, el más importante fue para los alemanes a hablar de los alemanes en el extranjero.Como parte de su misión ", los lazos culturales [de los alemanes en el exterior] a la madre a Alemania, Langmann a partir de la primavera de 1930, numerosos viajes a las costas del país en las tierras altas y en las zonas de la periferia hacia el este del país «Discusiones causa ideológica" con los emigrantes alemanes.Especialmente en el campo, donde los alemanes después de Langmann en "gran nacionales y, a menudo una soledad humana y emocional aún mayor", fueron, al parecer la importancia de "a veces el debate sobre cuestiones de personal privado, filosófica y ética" muy grande, como señaló.
Los informes Langmann las Iglesias protestantes en Berlín, sin embargo, muestran que, especialmente en el campo ha sido la llegada de un pastor consideró positivamente. Fue la iglesia, aunque "alienados", fue la evaluación Langmann de sus viajes en las tierras altas de Guatemala. En Alta Verapaz, un distrito en el que el alemán de propiedad y se centraron principalmente vivido desde el sur de Alemania (Suabia, en virtud de los árboles de café "), dejado absolutamente claro para él que su obra única misión "de los alemanes de apoyo" a causa de. Se espera contribuir a Langmann en "la labor educativa para con nuestros hijos pequeños al representante consciente de los alemanes". Esta declaración abierta de los alemanes en la Alta Verapaz, por lo que Langmann, que estaba "muy simpática sido", como lo expresó en una carta.Con Otto Langmann los alemanes eran un pastor muy activo que él y su trabajo estaba en el centro del "pueblo alemán, se abren, en medio de la tormenta, que hoy va por el pueblo. Hineinstellen.Como ya se ha representado en Langmann la escuela alemana de la capital, en sus puntos de vista religioso, hubo resistencia por parte de padres judíos, pero no tuvo éxito. Era demasiado fuerte ahora el pilar de la comunidad alemana fue Langmann. En este incidente, Langmann hablaba con desprecio de "poco edificante intrigas de una minoría".
En la ciudad del norte de Alemania, el ministro alemán fue el último "bastión para la conservación de carácter nacional alemán", como escribió en un artículo para el periódico alemán Guatemala.En un resumen podemos decir que la Iglesia Luterana Epifanía es la puerta de entrada del nacional-socialismo ha sido ". Este fue el resultado de la llegada de un nazi-mente sacerdote y el otro, las actitudes nacionalistas ya fuerte de muchos alemanes en el extranjero en Guatemala. El entusiasmo a veces apasionado por el nacionalsocialismo con algunos alemanes en el extranjero sugiere que Langmann, satisfecho con sus necesidades políticas pastoral de muchos países a la orientación nacional alemán. Durante su visita inaugural a la Alta Verapaz, al principio no se le permitió celebrar un servicio religioso, sino que lo alentó en el club alemán local, para dar un discurso a los alemanes en el extranjero.La riqueza de las ideas del nazismo tuvo su estreno en los círculos de la comunidad evangélica, al igual que en otros países de América Latina, tales como Brasil, bajo el pastor Martin Begrich. El significado de la iglesia evangélica, sin embargo, disminuyó en el tiempo, sin embargo, desde poco tiempo después, fue fundada en las divisiones internacionales del partido nazi un instrumento mucho más apropiado para difundir la ideología nazi entre los alemanes en el extranjero. Langmann, Otto salió de Guatemala después de tres años de la tenencia de finales de 1932 y regresó a Alemania. En 1937 fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay y fue a finales de los años 30 se han convertido en un experto importante de América Latina en la Oficina de Relaciones Exteriores.
Documentos & Copyright:
Paul Blau

http://www.drottningholm.de/?p=52#more-52

Friday, May 15, 2009

AlgunasFotografias de los primeros colonos Alemanes en Guatemala en el siglo XIX

James Frederick Sarg creador de los despulpadores de café en el Altiplano Guatemalteco

Los primeros colonos Alemanes en Quetzaltenango y las Verapaces
Francis Charles Sarg Primer vicecónsul del imperio Alemán en Alta Verapaz en 1879
Los carretones de Heinemann en 1884 Alta verapaz Guatemala

El libro Alemanes en Guatemala siglo XIX
Que dice Regina Wagner acerca de la esclavitud de los campesinos? muy poco y ademas este libro deja mucho que desear porque describe una realidad demasiado fantasiosa por ejemplo la autora nunca deja de mencionar y exagerar la epica lucha de estos colonizadores en contra de la naturaleza, y hace ver a estos colonizadores como campeones del progreso; claro trajeron muchos avances al pais pero tomemos en cuenta algo que ni elllos en un principio quisieron estar en Guatemala y Centroamerica en si por el tipo de clima que se viveen esta region, hasta el gobierno tuvo que otorgarles tierras practicamente gratis "solo en Guatemala" ahora la autora en sus reflexiones debe de hacer mencion de las dificultades que pasaron estos campesinos las pobres condiciones de vida y de poca higiene y esto contribuyo mucho a la mortalidad de ninos en el area rural, realmente es un libro que no es nada objetivo en mi opinion y lo digo como un descendiente de estos colonizadores es patetico por eso siempre yo voy a estar a favor de incluir a todos y educar a todos para que no hayan ya estas divisiones sociales, claro culturalmente somos diferentes pero creo que si todos aprendemos a respetarnos eso ayudaria mucho a combatir todo este problema de pobreza, marginacion que al final todo lleva a la delincuencia en que vivimos el dia de hoy en nuestro bello pais para mk este libro deja mucho que desear para nuestra historia.

Tuesday, May 12, 2009

Curiosa Historia de Quetzaltenango

Xelajú, o Xela, es como aquí se conoce a Quetzaltenango, la segunda ciudad de este país. Esta situada al norte, en las Tierras Frías, tiene algo más de cien míl habitantes y una historia muy curiosa.
Xela tiene historia, como decía antes: a mediados del siglo XIX llegó una auténtica oleada de inmigrantes alemanes, sobre todo prófugos de la revolución fallida de 1848. Se dedicaron con una eficacia tipicamente teutona al cultivo de algo desconocido hasta entonces en Guate: el café. Y les fue tan bien que desplazaron paulatinamente a la vieja clase criolla dominante. Como estos fundamentaban su prestigio social en que descendian de los conquistadores españoles, los recien llegados echaron mano del folklor precolonial: los simbolos nacionales de Guate (el quetzal, por ejemplo) son, digamos, incorporaciones de estos colonos alemanes, trabajadores, infatigables...y despiadados.
Despiadados porque una vez que consiguieron desplazar a los criollos, en lugar de mejorar las condiciones de vida de los indígenas -ante los cuales se presentaban como los campeones de la igualdad, los revindicadores de las glorias mayas precoloniales- los esclavizaron aún más: ya no les pegaban con el látigo, es cierto, pero en cambio hicieron aprobar hacia 1870 una ley estatal que establecia la esclavitud pura y dura: los campesinos mayas debían trabajar una semana al mes gratuitamente para sus señores en sus fincas. Y si no, carcel y palizas. Y esto duró hasta 1944...increible.
Xela se desarrolló de una manera prodigiosa: llegaron arquitectos italianos, comerciantes franceses, científicos belgas, economistas británicos, y crearon un pedazo de Europa transplantada en mitad de Centroamerica. Vendían el mejor café del mundo (aún hoy lo es), y a cambio importaban de todo, y construian palacios, jardines, e incluso un hipódromo...los finqueros de origen extranjero bajaban los fines de semana a los cafés elegantes de la ciudad, hablaban en alemán o frances entre ellos, jugaban al brigde o iban a la ópera en el fantastico Teatro, decorado con marmol de Carrara y pieles de león en las butacas.
Fue tanta la riqueza de Xela que comenzó a ser llamada "el sexto estado" de Centroamérica: y es que, desde finales del XIX se fue generando un sentimiento independentista fortísimo, alimentado por esta clase dominante, que aspiraba a crear un estado "alemán" eficaz...y que mantuviese sus privilegios.
Hubo enfrentamientos armados, asesinatos, expediciones punitivas por parte del gobierno guatemalteco, pero nada parecía poder frenar lo que tenía toda la pinta de ser una secesión inevitable...hasta que en junio de 1902 el Santiaguito, uno de los dos volcanes que flanquean la ciudad, y aún en activo, estalló matando a más de 10.000 personas e inundando los cafetales de lava.
Esta fue la sentencia de muerte de Xela. Se mantuvo como ciudad importante, pero sin su pujanza económica ni intelectual: los palacios se fueron arruinando, dejó de haber funciones en el Teatro y cada vez se veían menos comercios elegantes. En 1944 gran parte de los descendientes de alemanes fueron expulsados por presiones estadounidenses. Muchos de ellos habían simpatizado con los nazis, y existen fotos escalofriantes de estos rubios guatemaltecos desfilando con cruces gamadas por las calles principales de Quetzaltenango a la luz de las antorchas...
Ahora Xela es un nudo de comunicaciones y ciudad universitaria. Lo más bonito es el Pasaje Enriquez, una copia exacta, pero a menor escala, de las galerías comerciales decimonónicas de europa, como la Galleria Vittorio Emmanuelle a pequeña escala, o el Pasaje Gutierrez de Valladolid en grande. Dentro las tiendas están cerradas, las estatuas se van oxidando y faltan los cristales de Bohemia que trajeron expresamente del otro lado del oceano. Solo perdura un bar muy canalla, llamado Axtun, o algo así, que es el único que abre más allá de las once de la noche.
el mercado de la Terminal de buses, con sus puestos multicolores, la gente que viene de los pueblos con sus trajes típicos, los tragafuegos, adivinas, curanderos...y despues el Cementerio. Me gustan mucho los cementerios, y este es espectacular: tiene tumbas de estos inmigrantes europeos que son una pasada, con versos de Goethe o Heine, ángeles descabezados, muertes sollozantes en marmol ennegrecido por el tiempo y el descuido...Gente como Sara Paganini, nacida en Palermo en 1839 y muerta en Xela 21 años despues, o Gottfred von Werra, que vino de Koenisberg -ahora Kaliningrado- en 1832 y que falleció aquí en 1916, con historias increibles que nunca llegaré a saber...

Luna de Xelajú, me volviste a llamar.....
porque no eres ingrata, mi luna de plata, luna de Xelajúuuuuuu....

Sunday, May 10, 2009

La cara Alemana de Guatemala

Es tema de discusión. En el parque de Cobán debaten si los alemanes que arribaron a Guatemala, desde el siglo XIX, marcaron la realidad del país. Hablan de una locomotora que los alemanes hicieron traer hace años y que ahora ya no existe. Lo que no ha desaparecido son los centellos germanos en los negocios del presente y hasta en la mirada de mujeres y hombres que se proclaman mayas q'eqchies. El debate del parque de Cobán debe ser uno de tantos. En otros lugares del país, los guatemaltecos se preguntan si los alemanes mejoraron o no el rostro de Alta Verapaz.
Winther fue reina de belleza. En 1960 ganó un concurso llamado India Bonita. Era la más bonita de Alta Verapaz, un verdoso departamento, al norte de Guatemala, donde el 90% de su gente es indígena. Mayas, en teoría.
Sin embargo, la apariencia de Nana Winther, salvo su colorido güipil, es poco maya. Sus cabellos son castaños. Piel clara. Nariz grande y respingada...
—Yo soy pura indígena. Sé hablar q'eqchi' (lengua maya) como mi mamá y mi abuela. El alemán era mi abuelo, que como muchos otros vinieron hasta acá a trabajar; aquí ellos encontraron selvas e indios —resume su origen María Elena Winther Caal.
María Elena, llamada con respeto por los indígenas como Nana Winther, desconoce si su abuela maya cometió un pecadillo de juventud con su abuelo germano. Tampoco sabe explicar por qué él –y otros miles de alemanes– fueron expulsados de Guatemala en 1944, durante la Segunda Guerra Mundial. El mismo año que coincide también con su natalicio y más o menos con el de otros ¿miles? descendientes de los alemanes que llegaron hasta aquí.
Nana Winther vive en Cobán. Una mancha de casas de tejas que contrastan con otras, que tienen techos de gran inclinación. Casas que parecen esperar una nevada que nunca llega. Cobán es el poblado más grande de los muchos que resguarda la Sierra de Las Minas. Una sucesión de picos y montañas que hiere el cielo y las nubes al rebasar los 3,000 metros y que lo hace sangrar, a manera de cascadas, que se deslizan en dirección al Petén y al Atlántico.
Pero ahí, en el rectangular y central parque de Cobán, Klause Wagner, 63 años, guatemalteco de padre alemán, discute con tranquilidad con Juan, un amigo indígena q'eqchi'.
— Yo siento que lo alemán aquí es casi imperceptible ya —le dice Juan.
Klause frunce el ceño. Con enormes ojos azules, parece exigirle sensatez. Le pide que vea a su alrededor. Que note que “lo alemán” es algo más que un par de ojos azules. Que note que los alemanes “más que mejorar la apariencia de los q'eqchies al mestizarse”, estos “cambiaron a Guatemala entera. Han influido mucho aquí en todos los niveles. Aún hoy...”.
A tres cuadras al sur del parque central y de la enmohecida fachada de la catedral, que hicieron construir unos dominicos españoles hace más de 400 años, se encuentra aún una de las pocas casas alemanas de principios de siglo XX. Una que todavía no ha sido derribada por los cobaneros: La casa Dieseldorff. Una estructura que se puede destornillar, muy parecida al Hospital Rosales. Salvo que en este caso cobanero, del techo salen escupidas pequeñas ventanas cuadriculadas con sus propios techos.
Este blanquecino caserón fue construido con la fortuna que abultó uno de los pioneros de la inmigración alemana en Alta Verapaz: Erwin Paul Dieseldorff. Él se suicidó en 1940. Pese a que ha pasado tiempo, el apellido Dieseldorff en Cobán es recordado con frescura. Es algo así como un símbolo alemán. En Cobán dicen que el “gringo” Dieseldorff era bueno, muy buena persona con los indígenas. Que era un empleador justo. Puntual. Que tenía la honradez germana. Que trabajaba con disciplina, que no andaba de quisquilloso para caminar entre lodazales o mosqueros. Que su vida estuvo volcada en producir más y más “kaffee”, como se dice café en alemán. Otros dicen que Erwin Dieseldorff era bueno, pero para sacar provecho de Guatemala, para explotar indígenas y coleccionar piezas prehispánicas y coloniales que compraba a precios de risa.
Se dicen muchas cosas de él. Lo cierto es que Guatemala abrió las puertas a la inmigración alemana entre 1873 y 1885. El portero era el presidente Justo Rufino Barrios, quien los invitó a pasar adelante. Según Regina Wagner, autora del libro “Los alemanes en Guatemala”, el mandatario deseaba “desarrollar” o “civilizar” al país a través del trabajo y talento extranjero, sobre todo del de los nacidos en Alemania. En sintonía con lo anterior, la ley de extranjería guatemalteca –vigente desde 1936 a 1986– fomentó la emigración estadounidense y europea. Durante este largo período, la ley prohibía a griegos, árabes, africanos, palestinos, chinos y hasta egipcios vivir en Guatemala. En 1945 se lanzó un decreto de “campaña de higienización, orientada a combatir enfermedades y mejorar la raza”.
A los alemanes ya se les conocía en Guatemala. Desde inicios del siglo XIX muchos de ellos manejaban importantes negocios en la capital. Otro grupo de germanos vivía del café. Sus fincas salpicaron la Costa Sur del país.
Pero no eran suficientes. Para seducirlos a quedarse en Guatemala, el presidente Barrios les ofreció títulos gratuitos de tierras consideradas baldías: grandes tajadas de un territorio llamado Verapaz, unos 170 kilómetros al norte de la capital. Era una concesión en toda regla. El ofrecimiento parecía insuperable. Incluía una salida más corta al Atlántico y como bonus: comunidades de indígenas q'eqchies. La idea de Barrios fue emulada por el presidente mexicano Porfirio Díaz quien ofreció al Gobierno alemán, en 1890, la oportunidad para que “desarrollasen” la fronteriza región de Tapachula, en Chiapas. Algunos alemanes brincaron de Guatemala a México.
En número, ni Chiapas, ni la Costa Sur, resultó tan atrayente para los alemanes como Alta Verapaz. En 1887, Cobán tenía ya su propio consulado alemán. Los primeros en arribar: Franz Sarg, Richard Sapper y Erwin Paul Dieseldorff. Este trío gastó su juventud en aprender el q'eqchi'. Así pudieron involucrar a los indígenas en sus proyectos agrícolas.
La historiadora guatemalteca Regina Wagner explica que en su momento Sapper tuvo más de ocho distintas fincas cafeteras. Una sola de sus fincas abarcaba 70 kilómetros cuadrados. Las fincas de los recién llegados casi se medían en número de cerros, no por caballerías. No menos distinto, Dieseldorff llegó a tener más de 25 fincas. Con Sarg sucedió lo mismo, aunque él tenía más pretensiones de arqueólogo. Sarg exploraba maravillado las ruinas mayas de Tikal.
Hacia el norte y el oriente de Cobán, el aire se vuelve cálido, ahí y desde fines del siglo XIX se rozaron selvas enteras. En su lugar las serranías se motearon de cafetos y de unas matas –de las que brotan unas picantes semillas– llamadas cardamomo.
La geometría de esos caminos y fincas, trazados por los alemanes, aún ordena el paisaje de esta región. Un paisaje que se empapa, casi todo el año, con un insistente rocío apodado “chipi chipi” . A “Der Verapaz” (La Verapaz) arribaron apellidos como Hussmann, Noak, Dreoger, Appenzauser, Quirin, Wholers, Duseldorf, Türckheim, Boehm...
El guatemalteco Julio Castellanos Cambranes se pregunta hoy si los alemanes de verdad fueron “pioneros del desarrollo”. El historiador ha escrito hasta el cansancio al respecto. Él subraya que los alemanes ejercieron “poder y opresión” sobre los indígenas para amasar fortunas. Castellanos considera que este era un sistema “neocolonialista”, que además de expropiarle las tierras a los mayas, los subestimaban.
Muchos documentos personales de Erwin Dieseldorff están abiertos al público. La universidad estadounidense de Tulane los resguarda en su biblioteca. En alemán, Dieseldorff describe en una carta: “Los indios de Alta Verapaz son mucho más manejables que si fueran niños”. En otra epístola, una que envía a su madre hasta Hamburgo, concluye: “Debo hacer la observación que las mezclas de negros, en particular, son a veces gente más leal y simpática, mientras que las de indígena con ladino (español e indígena) por lo general son alevosas, malcriadas y falsas, o como los indígenas, muy tontos”.
Dieseldorff no hizo observaciones raciales sobre la mezcla entre alemanes y q'eqchies. Quizás hizo su conclusión personal en 1900. Ese año tuvo descendencia con una mujer maya. Tuvo una niña de ojos esmeraldas que se llamó Matilde.
Muchos inmigrantes alemanes empezaron a formar familias, algunos con mujeres nativas. Para educar a su progenie fue creada, en 1935, la Deutsche Schule de Cobán. Regina Wagner, la autora de “Los alemanes en Guatemala”, estima que para esa fecha ya residía un promedio de 3,000 alemanes en Guatemala, la mayoría afincados en Alta Verapaz.
Esa cifra contrasta con la de un documento, de 1938, de la ciudad alemana de Stuttgart. El escrito detalla que 150 alemanes, mujeres y hombres, habían partido en dirección a Guatemala, entre 1880 y 1900. Los que se dirigían a Verapaz lo hacían a través de un maltrecho puerto de Livingston, en el Caribe guatemalteco. Frente a Livingston anclaban barcos transatlánticos, a vapor, de la Packetfahrt-Actien-Gesellschaft (Hamburg-Amerika Linie) o de la Nord Norddeutscher Lloyd, ambas compañías alemanas.
Una vez allí, los inmigrantes centroeuropeos sorteaban parte de la sofocante selva del norte de Guatemala. Luego en un bote de vapor se adentraban sobre las cansadas aguas del lago de Izabal. Desde ahí remontaban uno de los ríos más caudalosos que lo alimentan: el Polochic. El puerto fluvial era la entonces aldea de Panzós. En los alrededores del puerto, los alemanes tenían fincas de donde extraían los jugos del árbol de caucho o cultivaban añil.
En Panzós, los alemanes levantaron oficinas y bodegas para facilitar importaciones y embarques de cientos de sacos de café y cardamomo que iban en dirección a Europa.
Hasta hace unos años aún vivía el terrateniente guatemalteco-alemán Hans Dreoger. En vida, siempre hacía ver que el valle del Polochic había cambiado. Antes estaba cuajado “de lagartos y monos colgados”. Decía que era un territorio salvaje. Hans, que usaba sombrero safari, asentía que Verapaz era tierra fértil para posibilidades, sobre todo forestales. Sus rubios descendientes, alemanes, continúan viviendo de estas tierras que colindan con Panzós.
El río Polochic discurre de occidente a oriente. Nace en la azotea de Alta Verapaz, desde ahí abre una profunda depresión, que en su curso moja los poblados mayas de Tamahú, Tucurú, Telemán (nombre que aseguran es un apellido alemán), La Tinta y Panzós. Paralelo al río, los alemanes dispusieron abrir un camino de más de 120 kilómetros entre Panzós y Cobán. Un camino que gracias al café luego se tornó de hierro. En 1898 inauguraron una legendaria locomotora, que era alimentada de leña y agua, llamada La Verapaz. Vadeaba accidentados 51 kilómetros, haciendo cinco estaciones. En supuesto, la ruta debía ser más prolongada pero el dinero, marcos no quetzales, se agotó.
De La Verapaz no queda nada. Ni vagones. Ni rieles. Solo viejas fotografías color sepia. Una de ellas congela a 10 alemanes, de pie frente a un vagón. Algunos llevan sombreros safaris sobre los cabellos, otros utilizan sombreros Stetson, con una cinta rodeando la copa y con alas grandes hacia abajo. Lo único que los uniformiza son unas botas negras de caña hasta la rodilla. Nadie de los 10 sonríe, salvo uno. En cambio, el más serio es un señor que abulta barriga y luce un bigote hitleresco. Detrás de los alemanes, junto al vagón, aparece alguien que los indígenas del valle del Polochic identifican aún hoy como al “Negro José Knight”. Un maquinista estadounidense que los alemanes contrataron.
Marco Tulio García, oficinista de la Alcaldía de Tucurú, casi llora al recordar el “chucu-chucu-chucu” de la locomotora alemana. Él asegura que en la década de los sesenta el tren aún arrojaba una estola de humos al cruzar el tropical valle del Polochic. “La locomotora de vapor era una belleza, luego se sustituyó por una de motor diésel y murió allá por los setenta... El presidente Carlos Arana prefirió venderla como chatarra. Dicen que fue a parar a El Salvador, a una fundidora”, se lamenta Marco Tulio.
En lo alto de la Alta Verapaz, cerca de un pueblo llamado Tactic, Randall George Nanne ha construido su cottage o cabaña alemana. Buscó una pradera de la cual parecen flotar, como hielos, varias colinas. Dice que cuando fue a Alemania vio paisajes similares.
Él asegura que la mayoría de fincas alemanas antiguas se perdió ya: “Aquí cerca había una llamada Bremen. Pero el Gobierno guatemalteco confiscó las fincas y las vendió o repartió entre campesinos”. Randall se dedica a la agricultura como lo aprendió de sus antecesores alemanes. Cuenta que le va muy bien. Cultiva vainillas en Petén.
Al igual que la locomotora, muchas históricas construcciones alemanas han desaparecido. De la finca Westfalia, que perteneció a un tal Otto Hussmann, solo sobrevive un puente de hierro techado. Y en Cobán, hasta hace unos años se podía ver la casa, tipo chalé suizo, que en 1888 fungió como la “Deutsche Verein” o Club Alemán que llegó a izar la bandera nazi.
Antes de 1944, la mayoría de alemanes en Alta Verapaz comulgaba con el ascenso del Movimiento Nacional Socialista. El historiador Ricardo Terga Cintrón asegura: “Marchaban en forma militar de la finca Magdalena hasta el Club Alemán, entonando cantos que exaltaban a Deutschland (Alemania) y su misión en el mundo”. Es probable que muchos q'eqchies escucharan en Cobán uno que otro “¡Heil Hitler!”
En 2002, la revista alemana Risse im Context XXI describió que el gobierno de Hitler envió en 1942 a un doctor llamado Gerhard Enno Buß a chequear a Alta Verapaz. “Su objetivo era certificar una tesis de superioridad aria”, decía la publicación. Sus estudios tomaron como base los niños que acudían a la Escuela Alemana de Cobán. Según la revista, Gerhard estudió la composición genealógica de los arios puros, medio-alemanes e indígenas. La conclusión descrita en la revista es escueta. Gerhard decía que el mestizaje podía mejor la raza maya, pero también existía “el peligro” de que no ocurriese.
Cuando la Segunda Guerra Mundial inicia el presidente Jorge Ubico, que era simpatizante de las ideas de Hitler, expropia decenas de fincas a los alemanes y luego los expulsa, aparentemente por ordenes de Estados Unidos, pero no todos los alemanes se fueron. Por ejemplo, los Dieseldorff no son expulsados porque habían declarado ser judíos y opositores de Hitler.
El analista guatemalteco Luis Linares López asegura que los alemanes estaban metidos en casi todas las actividades económicamente rentables. La expropiación, sin embargo, les quitó sus empresas: Cervecería Nacional de Quetzaltenango, Ingenios Palo Gordo y Pantaleón, Empresa Eléctrica de Guatemala, Ferrocarril Verapaz, Banco Nottebohm.
En 1998, los alemanes Uli Stelzner y Thomas Walther filmaron un documental llamado “Los civilizadores”. Entrevistaron a una significativa parte de la actual élite empresarial alemana que vive en Alta Verapaz y en ciudad de Guatemala. Uli Stelzner dice que “desenmascaró el racismo alemán” al indígena, que los hijos de los primeros alemanes que llegaron a Guatemala siguen convencidos de pertenecer a una cultura superior.
El documental alemán hace énfasis en el acaparamiento de tierras que hicieron los alemanes de los indígenas. Como una consecuencia directa-indirecta de ello, en 1978 fueron masacrados más de 100 indígenas, entre niños y mujeres, en Panzós, que reclamaban tierras para sobrevivir. Según un estudio realizado por la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), la ciudad de Cobán es la que mayores rangos de desigualdad social tiene de toda Guatemala. El departamento de Alta Verapaz entero es el que más pobreza extrema tiene del país: la sufre un 84% de la población del departamento.
Conectado a lo anterior, el botánico y pensador Alexander von Humboldt se adelantó ideológicamente a sus paisanos un siglo antes. Alrededor de 1800 ya conocía la situación del indígena de Centroamérica y razonaba así: “La suerte de los blancos está íntimamente vinculada con la de la raza cobriza, y que no habrá suerte que dure hasta que esta última raza, largamente oprimida y hasta humillada, pero no avasallada, comparta todas las ventajas que derivan del progreso de la civilización y del perfeccionamiento del orden social”.
A un costado de la catedral de Cobán, Jorge Heinemann, de 47 años, regenta su hotel. Uno que le fue heredado por su abuelo alemán. Quien además le heredó ojos verdes y unos terrenos cubiertos de café y cardamomo. Heinemann asegura de que muchos cobaneros alemanes-q'eqchi' exteriorizan con frecuencia su rechazo al indígena. Que la discriminación es una realidad aquí.
—No creo en teorías de superioridad aria. Es cuestión de evolución cultural. Dentro de 100 o 200 años los q'eqchies podrían ser igual o más desarrollados que los alemanes.
Heinemann no cree que haya alemanes 100% puros en Alta Verapaz: “Aquí lo que solía ocurrir es que los alemanes conocían a una indígena, pero solo para embarazarla”. Eso daría respuesta a lo que Heinemann ha visto en el área rural de Cobán. Allí, de entre los cafetales y los cardamomos, brotan mujeres con güipiles, con las formas de Claudia Schiffer, la supermodelo alemana. “¡No es cuento! De la mezcla de maya y alemán, salen cosas preciosas”, dice el hotelero.
En Alta Verapaz se ven muy pocas rubias. En San Juan Chamelco, un municipio a siete kilómetros al norte de Cobán, una tarde se dejan ver dos rubias q'eqchies, que dicen usar tintes y no tener nada de alemanas.
En el mercado de Chamelco, en medio de un caos de colores mayas, detrás de una olla con tamales, se esconde un par de ojos amarillos. La vendedora es una joven de piel clara que lleva traje típico. Le pregunto si tiene algún ancestro alemán. Me responde que sí. Tras casi 15 minutos de interrogación, responde como avergonzada:
—Yo solo el apellido alemán tengo, Kouffer. Soy q'eqchi'.
Su nombre completo es María Pop Kouffer. Tiene 16 años. Y vende tamales de a 50 centavos de quetzal cada uno. Casi murmurando, María agrega:
—Aquí mucha gente cree que con solo tener un apellido raro uno tiene dinero ya. Y eso no es cierto.
Los efectos de la inmigración germana se pueden medir por toda Alta Verapaz. Un territorio de vahos y misterios que tuvo su primer carretera recién en la década de los cincuenta.
En Guatemala, según la embajada de Alemania, más de 4,000 germanos componen la comunidad más grande de Centroamérica. Junto a España, Alemania es el principal socio comercial de Guatemala en Europa. En el Registro Nacional de las Personas (RENAP) de Cobán se siguen asentando niños con apellidos como Winther, Euler, Buechsel, Henstenberg, Quirin, Kouffer, Noak...
La misma ciudad de Cobán parece estar renovándose. Si bien se demolieron las casas alemanas originales, ahora se construyen edificios que pretenden recrear atmósferas alemanas. Se construyen casas que imitan castillos de Baviera o chalés suizos. Y las residenciales más elegantes imitan paisajes bucólicos como sacados de los Alpes.
Nana Winther, la ex reina de belleza q'eqchi', tiene panaderías por todo Cobán. Dice que es casualidad de la vida que venda tortas alemanas y zepelines de pan. “Las cosas que hicieron los primeros alemanes que vinieron aquí las continúan haciendo sus nietos y bisnietos”, dice ella. El tío de Nana Winther, Fernando Ibáñez Winther, es propietario de la línea de buses Monja Blanca. Toda su vida manejó camiones en la serranía hasta tener su flota de buses.
Otra familia con tradición son los Gregg. Ellos elaboran salchichas Frankfurt, sí, de receta alemana. Los agricultores verapacenses reconocen que el cultivo del cardamomo fue introducido por los alemanes. Hace dos meses un kilo costaba $14. Buen precio, dicen. Guatemala es el primer productor del mundo.
Caminar de noche por las onduladas calles de Cobán requiere abrigo. Una brisa fría barre el parque central. Luce atestado de gente que se dice cosas en q'eqchi'. Alrededor, no hay nadie con las dimensiones de Claudia Schiffer. Pero hay una señora un tanto rubia, que tiene ojos azules que le combinan con un güipil de flores color añil. Le pido permiso para una foto. Dice sí. Y aleja a su hijo de siete años del encuadre de la foto. Su hijo, a diferencia de ella, es moreno. De pronto él se molesta.
—¡Púchica, mamá!
—¿Qué pasa, José?
—Es que quiero ser canche (rubio) para salir en la foto.
http://www.laprensagrafica.com/index.php/revistas/septimo-sentido/14386.html

Cuando los Europeos iniciaron el fútbol en Quetzaltenango


me permito desempolvar algunas informaciones que tenía mi abuelo, el maestro quetzalteco Santos Francisco Carrera Balcárcel, debidamente clasificadas y con orden ejemplar. Además de tener un álbum de fotografías de diversos momentos de su vida deportiva. Está claro que los introductores del fútbol en Guatemala fueron los hijos de las familias de caficultores e industriales en ciernes que habían estudiado en Europa a fines del siglo XIX e inicios del XX. Fueron ellos los hermanos Jorge y Carlos Aguirre Matéu; Eusebio Murga y Delfino Sánchez Latour. Este último era miembro de una prominente familia de políticos impulsores de la Reforma Liberal en Totonicapán y Quetzaltenango. Era miembro de la familia Sánchez, de la que nos habla Paul Dosal en su libro sobre las “elites industriales” de Guatemala.En 1906, de acuerdo con Juan Schwendener, dos equipos jugaron el primer juego de fútbol en la ciudad altense: el equipo azul estuvo integrado por Westembergen como arquero, de nacionalidad alemana. Dos defensas, Rafael Aparicio (guatemalteco) y Carlos Stern (alemán). Tres volantes:Carlos Vogel (alemán), Berthet (suizo) y Benjamín Jaramillo (colombiano). Cinco delanteros: C. Fah (suizo), J. Wessner (suizo) C. Sommer (suizo) y J. Lee (suizo). El equipo blanco estuvo integrado por Juan B. Enríquez como arquero, de nacionalidad guatemalteca. Dos defensas, Juan Schwendener (suizo) y Jacobo Arbenz (suizo). Tres volantes: E. Boenholt (alemán), O. Zieseniss (alemán) y A. Coronado (guatemalteco). Cinco delanteros: Kanter (alemán), A. Toledo (guatemalteco) E. Ascoli (inglés) C. Drenes (alemán) y C. López (guatemalteco). No debe extrañar que la mayoría de ellos fueran ciudadanos alemanes, suizos, ingleses y colombianos vinculados a la ampliación del cultivo del café en el occidente del país. Juega como defensa “el suizo”, padre del ex presidente Arbenz Guzmán. Rafael Aparicio, pariente de Francisca Aparicio, esposa del general Justo Rufino Barrios. Un referente reciente es el libro de Chester Rodolfo Urbina Gaitán, en su tesis de maestría titulada Deporte y nación (1881-1959): el caso del fútbol, realizada en Flacso y publicada en 2003; en la que trata el desarrollo del fútbol de la capital y Quetzaltenango.Ya para 1912 se tiene, por lo menos, el registro fotográfico del equipo Xelajú Sporting Club, cuyo jersey es blanco y con grandes letras rojas en el que se lee con claridad Xelajú. De acuerdo con Urbina Gaitán, es en el seno del Instituto Froebeliano de Quetzaltenango que los alumnos establecieron tres corporaciones deportivas que se llamaron Virginia Sport Club, Occidental Football Club y el Metropolitan Football Club. Es hasta septiembre y octubre de 1919 que la Liga Deportiva Quetzalteca viste el jersey negro (la camisola de hoy) que ostenta el monograma con el chivo de característicos cuernos; que enfrenta al Hércules capitalino por un campeonato nacional.
http://www.elperiodico.com.gt/es/20070530/opinion/40118/

El Fascismo en Guatemala

El trópico también fue escenario del movimiento nacionalsocialista, que obtuvo tanto seguidores como detractores en la población de origen germano. Al fin y al cabo, Jorge Ubico admiraba el fascismo europeo.
Por Gemma Gil
En marzo de 1936, un total de 398 alemanes afincados en el país se embarcaron en Puerto Barrios para salir de aguas territoriales guatemaltecas y una vez en alta mar participar en las elecciones al parlamento de su país de origen. Europa quedaba muy lejos, pero la distancia no había aislado a Guatemala del auge del Nacionalsocialismo: 381 votaron por el partido de Adolf Hitler.
En aquella época, se calculaba que había 4 mil germanos en Centroamérica. Su origen, como señala la historiadora Regina Wagner, se encontraba en dos corrientes migratorias: la primera había tenido su momento cumbre en el último tercio del siglo XIX, cuando los gobiernos liberales pensaron que el país se podría desarrollar apoyando la llegada de población europea (la Ley de Inmigración de 1879 les prometía concesiones y un título gratis sobre tierras baldías, que en realidad, como defiende Julio Castellanos Cambranes en ¿Pioneros del desarrollo?, fueron expropiadas a las comunidades indígenas).
Políticas nacionales de blanqueamiento cultural aparte, la siguiente corriente de emigrantes teutones llegó a la República tras la Primera Guerra Mundial, cuando Centroamérica vivía su particular El Dorado en forma de granos de café y muchos alemanes se vieron impelidos a salir de tierra, castigada por la derrota y la depresión económica.
Entre este último grupo había seguidores del Nacionalsocialismo. Hombres como el carpintero Heinrich Gundelach y el pastor protestante Otto Langmann, fundadores de la primera organización del partido en suelo guatemalteco.
“Langmann tuvo una actuación crucial, pues con el pretexto de mantener vivo el contacto con los feligreses, inició una gira por la costa suroccidental y Alta Verapaz visitando fincas y ganando afiliados al partido nazi”, explica Wagner en su obra Los alemanes en Guatemala 1820-1944. El pastor regresó a Europa en 1932, pero la maquinaria ya se había puesto en marcha. De hecho, la primera manifestación pública de la ideología nazi ocurrió solo un año más tarde en la Legación Alemana, representación diplomática para Centroamérica.
A la Deutsches Haus (Casa del Partido), fundada en la 9ª calle poniente 27 de la capital, le siguió la apertura de grupos de apoyo en Quetzaltenango, Cobán, Retalhuleu, Mazatenango y Puerto Barrios y la fundación de la Asociación de Trabajo de la Mujer Alemana, en 1933. Además, a partir de 1935 simpatizantes del partido se hicieron con el control del Deutsche Zeitung, periódico que había aparecido en 1932.
Lo cierto es que toda esta efervescencia se enmarcaba dentro de las políticas impulsadas desde Berlín, que en su visión pangermanista quería crear vínculos de unión con los alemanes de ultramar, buen ejemplo de ello fueron las emisiones en onda corta dirigidas a los teutones de Centroamérica o las visitas del crucero Emden, cuyos marineros desfilaron por las calles de Guatemala en enero de 1936.
Ese mismo año, en el colegio Alemán se formaron las juventudes hitlerianas, se adoptó la práctica del saludo con el brazo en el alto “y, lo que era aún peor, se trató de hacer valer la teoría nacionalsocialista de las razas, sin tener en cuenta que el colegio Alemán tenía estudiantes de padres judíos”, señala Wagner.
De acuerdo con la historiadora, aunque muchos de estos grupos se dedicaban a actividades fundamentalmente culturales y a conmemorar la celebración de algunas fechas clave para el Nacionalsocialismo (como el cumpleaños del Führer, el ascenso de Hitler al poder o el Día del Trabajo), las fricciones entre los antiguos alemanes (aquellos que habían llegado al país en el siglo XIX y en muchos casos habían formado sus propias familias en Guatemala) y los nuevos inmigrantes, más influenciados por las nuevas corrientes políticas que soplaban en Europa, no tardaron en surgir.
Los enfrentamientos entre los antiguos alemanes y los nuevos colonos se dejaron notar en una auténtica lucha por mantener el control de instituciones como el Club y el colegio Alemán, que unos deseaban politizar y otros querían mantener en el plano estrictamente cultural, conscientes de que la politización, a largo plazo, se podía volver contra ellos; algo que eventualmente ocurrió cuando el gobierno de Jorge Ubico retiró la licencia de enseñanza a una junta directiva controlada por el partido (aunque más tarde se permitió su reapertura bajo administración de los antiguos alemanes).
Pero, ¿cuál fue la postura del presidente guatemalteco?
Ubico y el fascismo
Ubico mostraba simpatías personales por la minoría alemana, a la que había tenido oportunidad de conocer bien durante su desempeño como Jefe Político y de Gobierno de Alta Verapaz en 1907 y de Retalhuleu, en 1911.
Su propio estilo autoritario y militarista lo acercaba a la visión de los movimientos fascistas europeos. Con ellos guardaba en común la exaltación nacionalista, los métodos totalitarios y el centralismo político encarnado por un líder carismático. Su admiración por la disciplina castrense permeó la sociedad hasta el punto de que las asignaturas de corte militar fueron incluidas de forma obligatoria en el pénsum de escuelas de educación primaria y secundaria. Como recoge el Álbum Gráfico de la administración del presidente: “En todos los municipios de la República y aun en pequeños poblados se han formado magníficas compañías de voluntarios que han ofrecido en desfiles y competencias muestra brillantes de aptitud, precisión y disciplina”.
De acuerdo con la interpretación del historiador estadounidense Kenneth J. Grieb, recogida en la Historia General de Guatemala, “Ubico vio con cierta simpatía el surgimiento del poder alemán, que le ofrecía una alternativa en relación con la hegemonía estadounidense en el país, y se sintió particularmente atraído por el recién instalado régimen de Franco en España, cuyos métodos, como los de Mussolini en Italia, eran tan parecidos a los suyos”. Buena prueba de esta identificación es que en 1936 Guatemala fue el primer Estado en reconocer al militar español, con el que estableció relaciones diplomáticas solo un año más tarde.
El vecino del norte
Según cita Thomas M. Leonard, también en la Historia General de Guatemala, hacia 1938, el periódico Crítica de Buenos Aires publicó que Alemania estaba construyendo campos de aviación en Guatemala. La afirmación era infundada, pero puso en alerta a Washington, que consideraba al país el núcleo de propaganda nazi de Centroamérica, (aquí vivía tres cuartas partes de la población germana que vivía en el Istmo).
Además, los políticos estadounidenses recelaban de las similitudes entre el presidente guatemalteco y los líderes fascistas europeos, pues ignoraban que, aunque evidentes, como señala la historiadora de la Universidad del Valle, Cristina de Luján, “entroncaban con una tradición de autoritarismo que en Guatemala venía de mucho tiempo atrás”.
En realidad, el estilo de Ubico concordaba más con el de los dictadores del sur de Europa que con el de Hitler, pero el poder de las empresas alemanas en el país lo obligaba a actuar con cierta complacencia.
Según recoge Tulio R. Soto en el artículo The U.S. Good will flight to Guatemala, Alemania era el segundo socio comercial del país, después de Estados Unidos, y era origen de más de 30 por ciento de los bienes que importaba. Mensualmente, los vapores Caribia y Cordillera recorrían el trayecto Puerto Barrios Hamburgo con cargamentos de café (Alemania compraba 2/3 del grano guatemalteco) y regresaban con manufacturas germanas. La colonia teutona dirigía prósperas fincas que producían 40 por ciento de las cosechas cafetaleras de Guatemala. En otras palabras, la minoría germana tenía un protagonismo económico importante.
Aún así, Ubico mantuvo una política ambivalente y, a principios de 1934, prohibió la formación de una rama local del partido Nacionalsocialista. Cinco años más tarde, un decreto prohibió a los extranjeros radicados en el país el ejercicio de cualquier actividad política, el uso de uniformes, desfiles o insignias.
Si hasta 1936 los medios de comunicación habían sido complacientes con el fascismo, lo cierto es que a partir de 1937, quizá como consecuencia del aumento de las actividades nacionalsocialistas, la Prensa comenzó a publicar propaganda anti-nazi hasta el punto que, como recoge Wagner, “en el Deutsche Zeitung, se recomendó a los alemanes que, como extranjeros, debían tener más tacto y recato y evitar que surgieran expresiones de rencor entre los guatemaltecos”.
Dado el curso que tomaban los acontecimientos en Europa, donde ya retumbaban tambores de guerra, Ubico no podía arriesgarse a oponerse a Estados Unidos, de modo que un oficial del ejército estadounidense fue nombrado director de la academia militar guatemalteca para complacer al vecino del norte.
Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, pese a haberse declarado neutral, Ubico dio carta blanca a Washington para usar sus puertos e instalaciones de defensa en el Caribe. Las presiones de la Casa Blanca, sin embargo, iban dirigidas a bloquear las prósperas empresas alemanas en el país. Ubico se resistía, pero se ofreció a intervenir las fincas y comercios germanos y a colocarlos bajo administración del Banco Central.
Aun así, como señala Leonard, en 1940, el coronel Joseph Pate, agregado militar estadounidense en Guatemala, informó, con cierto alarmismo, que los alemanes del país podían forzar la caída de Ubico y del resto de gobiernos de Centroamérica, de modo que la presión de Washington no se hizo esperar.
Un año más tarde, Guatemala tuvo oportunidad para demostrar su fidelidad hemisférica: tras el ataque a Pearl Harbor, la República declaró la guerra a las naciones del Eje Roma-Berlín-Tokio, puso todas sus instalaciones a disposición de Estados Unidos e incluso enfocó sus exportaciones a satisfacer las necesidades de la maquinaria bélica mediante la producción de caucho o quinina.
Desde los medios de comunicación locales también se hacía la propaganda necesaria. Así El Imparcial del 12 de julio de 1941, proclamaba su deseo de borrar a Europa de las relaciones comerciales con Guatemala “por cuanto este continente nos envía con su comercio, su inmigración y su propaganda ideas y luchas indeseables”. Asimismo comenzó la publicación de listas negras de comercios y negocios alemanes.
Finalmente, hacia 1944, el gobierno de Ubico expropió los bienes germanos, sin importar demasiado cuál había sido su postura con respecto al Nacionalsocialimo. “Muchas familias mandaban dinero a Alemania porque tenían hijos estudiando allí, pero aquello se interpretó como un apoyo al nazismo”, comenta Cristina de Luján.“Hubo un trato injusto.
Era comprensible que intervinieran las fincas durante la guerra, pero lo normal hubiera sido que después las devolvieran, como se hizo en El Salvador, no que las expropiaran”, recuerda Hasso Lehnhoff, un niño en aquella época, cuya familia pertenecía a la colonia de antiguos alemanes.
Su padre, que ya había nacido en Guatemala, permaneció en el país, al igual que el que se convertiría en su suegro, cuya finca fue intervenida, aunque se quedó trabajando en ella como administrador por Q80.
Muchas otras familias corrieron diferente suerte y fueron enviadas a campos de confinamiento en Estados Unidos o deportadas a Europa. Se ponía, de esta manera, fin a la presencia de una minoría que desde su llegada al país había desempeñado un papel protagonista.
Como un reflejo de lo que ocurriría a los regímenes alemán e italiano, la dictadura ubiquista tenía sus días contados; sin embargo, la sombra del fascismo había planeado sobre Guatemala dejando algo más que un puñado de anécdotas históricas sobre manifestaciones nacionalsocialistas en un contexto tropical. En palabras de Grieb, la guerra había dejado a Estados Unidos como el único proveedor y cliente internacional importante de Guatemala que, a partir de entonces, más que nunca, comenzó a ser dependiente de su vecino del norte.
http://www.prensalibre.com/pl/domingo/archivo/revistad/2007/noviembre07/181107/historia.shtml